… «El amor lo puede todo».
Siguiendo con el post anterior en el que os introduje el tema de los mitos del amor romántico voy a centrarme en el primer grupo de la clasificación: El amor lo puede todo y debe permanecer ante todo y sobre todo.
Existe la creencia de que el amor es una fuerza tan extraordinaria que puede vencer cualquier obstáculo y dificultad. De que en nombre del amor todo es posible y todo es válido y justificable. Algo así como el fin justifica los medios si es en el nombre del amor.
El amor como carrera de obstáculos
Continuamente estamos bombardeados por historias en la que lxs enamoradxs tras múltiples obstáculos y dificultades, incluso poniendo su vida en juego (sí… ¡poniendo su vida en peligro!), logran estar juntxs haciendo que el amor triunfe por encima de todas las cosas.
El amor romántico necesita de obstáculos porque así se mantiene en un limbo fantasioso y retrasa la llegada de la intimidad y de lo cotidiano, del mal aliento matutino y de las facturas que pagar.
Estas historias fantasiosas refuerzan la idea de que el amor bueno va unido a sufrimiento y lucha y que lo asociemos a grandes melodramas que arrasan con todo. Siguiendo esta lógica, el amor obtenido fácil y fluidamente tiene poco valor ya que la dificultad de obtenerlo es lo que lo convierte en un bien preciado.
El poder mágico del amor
Otra idea que se extrae de este mito es que los problemas y obstáculos de la vida cotidiana deben ser superados a través del gran amor que siente la pareja como si de una barita mágica se tratara. Es el poder mágico del amor romántico. Si nos queremos de verdad nada puede salir mal y es suficiente para mantenernos unidxs.
Al pensar de esta manera, corremos el riesgo de creer que porque nos amamos lo demás vendrá servido y que las cosas se resolverán solas por la magia del amor.
Falacia del cambio por amor
También nos encontramos con la creencia de que el amor verdadero puede cambiar mágicamente el carácter de la otra persona o incluso el nuestro.
Algunxs de nosotrxs pensamos que, si amamos lo suficiente, el otro cambiará o dejará de lastimarnos. Vemos el amor romántico como una panacea que cura todos los males y empezamos o mantenemos relaciones ancladxs en la expectativa de que el otro dejará de ser quién es y se convertirá en la persona que necesitamos.
El amor verdadero lo aguanta y perdona todo
Y como el amor lo resuelve todo es mejor aguantar y esperar a que las cosas cambien. Esto nos puede conducir a mantener relaciones disfuncionales o tóxicas, a soportar conflictos constantes o comportamientos dañinos y a crearnos falsas esperanzas de que merece la pena y que todo se arreglará.
Pensando así, podemos pasarnos la vida perdonando y justificándolo todo, esperando que la otra persona cambie, que deje a su mujer o a su marido, que vuelva de la Conchinchina o que supere una adicción. También nos puede servir de excusa para comportarnos de forma abusiva porque sabemos que nos quiere y que con eso basta.
Además, si finalmente la relación se acaba, estas ideas nos generan mucha culpa ya que, si el amor no lo ha podido todo, seguramente sea porque hemos hecho algo mal, no hemos aguantado lo suficiente o seamos muy defectuosxs.
Reformulando el mito
A diferencia del amor romántico, el amor no necesita de dramas. Puede ser tranquilo y sereno.
Es cierto que en ocasiones la vida nos pone ante situaciones difíciles y las relaciones no siempre son fluidas y fáciles pasando por conflictos y altibajos. Para resolverlos necesitamos arrimar el hombro y centrarnos en aprender a resolver y gestionar las posibles dificultades cotidianas. Esto es mucho más útil y real que poner nuestra energía en acabar con dragones y en salvar a princesas y príncipes desvalidos.
El amor puede sacar lo mejor de nosotrxs, podemos hacer bonitos gestos y ser un gran apoyo en momentos difíciles, pero no podemos salvar a nuestrx compañerx de su propia vida.
El amor por sí solo no es solución de nada, por eso encontramos muchas parejas que se aman pero que son incapaces de mantener una relación nutricia y satisfactoria.
Y es que, como dice el título del libro de Aaron Beck, «con el amor no basta». El amor no siempre es suficiente, ni es garantía de nada. Se necesita más que amor y romance para construir y mantener una relación enriquecedora, como cierta compatibilidad, valores compartidos, respeto, comunicación, etc.
Hay cualidades especiales como compromiso, sensibilidad, generosidad, consideración, lealtad, responsabilidad, confiabilidad, que son determinantes para una relación feliz.
-Aaron Beck-
Si somos realmente honestxs con nosotrxs mismos, nos daremos cuenta de que hay algunas cosas que no podemos aceptar en nuestras relaciones. No se trata de ponerse quisquillosx, de no pasar ni una, ni de tirar la toalla a la primera de cambio. Se trata de preguntarnos honestamente cuáles son nuestros límites y necesidades, qué cosas podemos aceptar o tolerar y cuáles nos resultan intolerables (infidelidades, falta de honestidad, control, desprecio, etc.) para evitar enfrascarnos en relaciones que nos estancan o dañan.
¿Qué aspectos te parecen inadmisibles en una relación?
En ocasiones, lo mejor que podemos hacer en nombre del amor, del propio y al otro, es tomar caminos separados. Tener caracteres opuestos, diferentes expectativas o proyectos o filosofías de vida puede impedir que mantengamos una relación comprometida y satisfactoria con alguien. Quizás más adelante tengamos la oportunidad de ser buenxs amigxs o simplemente de darle un espacio a esa persona en nuestro corazón.
Recomendación bibliográfica: Con el amor no basta. Aaron Beck
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