Como he comentado en artículos anteriores, tenemos asociada la idea del autoerotismo con desahogarnos, con aliviar las tensiones del día a día o aplacar excitaciones que no podemos reconducir de otra manera.
Esto suele desembocar en formatos rápidos, mecánicos, con poca consciencia, con la atención en un objetivo muy concreto y con poco espacio para la emoción, la creatividad y para deleitarse en el placer.
En esta ocasión, voy a ofrecerte algunas propuestas que puedan servirte de inspiración para enriquecer tus sesiones de autoerotismo, no solo en cuanto a entregarte al placer físico, sino también en cuanto a nivel de conexión interior.
Y es que podemos tener una relación apasionada y amorosa con nosotrxs, ser capaces de erotizarnos, aprender a excitarnos, a mirarnos con curiosidad y a dedicarnos tiempo y ganas como hacemos frecuentemente con nuestrxs compañerxs sexuales.
Cuida el ambiente
Apaga el móvil y prepara el espacio como si fueses a tener una cita muy especial. Generar un ambiente erótico estimula nuestros sentidos y completa la experiencia sensorial.
Cuidar la iluminación (velas, luz tenue, de colores, etc.), cuidar los aromas (inciensos, esencias, velas perfumadas, perfumes en las sábanas, aceites, olores que te resulten excitantes o sugerentes, etc.) y cuidar la sonoridad (a gusto del consumidor o consumidora y según nuestro estado de ánimo: silencio, música relajante, sensual, insinuante, estimulante, etc.).
También puedes cuidar los sabores (servirte alguna bebida, algún chocolate o fruta para degustar, algún caramelo refrescante, etc.) y los tejidos y texturas (de las sábanas, usar plumas o plumeros, pañuelos de seda, de terciopelo, etc.)
Descúbrete
La mayoría de nosotrxs, cuando nos damos placer, vamos al grano y nos centramos directamente en estimular los genitales hasta llegar al orgasmo. Además, solemos tener un repertorio limitado de cosas que nos funcionan y no solemos salirnos de ese guion preestablecido.
En el autoerotismo puede entrar en juego todo nuestro ser si nos lo proponemos. Podemos dedicarnos a descubrir nuestro cuerpo, sus recovecos, a jugar con todas nuestras zonas erógenas y a no dar nada por supuesto.
Dedícate un tiempo a acariciarte, a masajearte con alguna crema o aceite que te resulte agradable. Esto potenciará tu presencia y tu conexión contigo.
Despierta cada milímetro de tu piel, descubre otras zonas y abórdalas directa o indirectamente: cara interna de los brazos, axilas, muslos, pechos, nuca, orejas, párpados, labios, vientre, cintura, ingles, parte trasera de las rodillas, cuero cabelludo, etc.
¡Todo el cuerpo es una zona erógena en potencia!
La piel es un órgano la mar de sensible y tú también puedes estimularla. Recorre tu cuerpo con plumas, plumeros, pañuelos u otros materiales que te gusten. Prueba diferentes formas de tocarte: pellizcos, caricias suaves, firmes, presiones, roces, etc. Juega con hielos en diferentes puntos de tu anatomía. También puedes jugar en la bañera, con los chorros del agua y las diferentes temperaturas y texturas que ofrece.
Al erotizarnos uno de los grandes olvidados suele ser la zona anal. El canal anal es una zona con numerosas terminaciones y por lo tanto especialmente sensible. Puedes curiosear, investigar, masajear el esfínter, introducir un dedo o algún juguete, etc. (Recuerda que si vas a seguir estimulando tus genitales, es importante mantener las manos limpias y no intercambiar juguetería).
También puedes incorporar juguetería, masajeadores, cualquier cosa que enriquezca la experiencia y genere distintas sensaciones que puedas ir alternando.
Cuando estés estimulando tus genitales, juega con diferentes ritmos, diferentes posturas, cambia de mano, de dirección, de movimientos, etc. No te contentes con una sola carretera cuando puedes crear cientos de caminos de llegada a Roma.
Caldéate
Si vamos a experimentar con autoerotizarnos con tiempo, sin prisas por llegar al orgasmo y así disfrutarnos por completo, podemos jugar a caldear el ambiente, a aumentar nuestro deseo, jugar a provocarnos.
Para ello, es interesante que seamos capaces de retrasar el orgasmo, que no tratemos de aliviar la tensión sexual rápidamente porque vivamos ciertos niveles de excitación como molestos.
Prolonga las caricias, no tengas prisa por llegar al final. Sigue aumentando lentamente el grado de excitación y genera suspense erótico, interrumpiendo en diferentes ocasiones la estimulación de los genitales. Puedes ir graduando diferentes niveles de excitación con espacios de cierta relajación.
Además puedes aprovechar esas pausas para tomar conciencia: ¿dónde sientes el placer?, ¿notas sensaciones de las que normalmente no eres consciente?
Respira
La respiración nos aporta presencia y conexión. Nos recarga y nos proporciona relajación, vitalidad, sensualidad y sensibilidad al cuerpo.
Suele ser útil empezar nuestros rituales de autoerotismo simplemente tomando consciencia de nuestra respiración, sin tratar de controlarla o cambiarla. Poco a poco, podemos tratar de ampliarla, dando paso a una respiración más diafragmática (inspira por la nariz, colocando la punta de la lengua en el paladar y deja que tu vientre sobresalga). Después puedes imaginar que llevas el aire a tu pecho, a tu vientre y a tus genitales. Espira lentamente por la boca soltando la lengua, vaciando por completo tus pulmones (te puede ayudar la idea de sacar el aire como si estuvieras apagando lentamente una vela).
La restricción de la respiración durante el acto sexual interrumpe el placer sexual.
-Alexander Lowen-
Durante toda la experiencia pon atención a tu respiración. Respira profunda y continuadamente. Al inspirar puedes imaginar como extiendes la energía por todo tu cuerpo. Poco a poco, y a medida que tus juegos avancen, puedes ir aumentando el ritmo, probar diferentes formas de respirar y experimentar su relación con tu placer.
Deja salir sonidos, suspiros o gemidos. Esto ayuda a liberar el centro laríngeo o chakra Vishuddha y facilita que soltemos un poquito el control. Los sonidos forman parte del placer ¡no te cortes!
Muévete
Algo muy común en las sesiones de autoerotismo es permanecer en extrema quietud. A excepción del brazo y mano en cuestión el resto del cuerpo permanece inmóvil a la espera de la codiciada recompensa.
Es interesante que realicemos estos rituales con el cuerpo relajado (y la mente también, claro), que soltemos las tensiones y relajemos la musculatura, especialmente la de la pelvis.
Una fantástica manera de empezar es dedicarte a bailar un rato. Danzar te ayudará a relajar tu cuerpo, a la vez que lo vitalizas, y también a conectar con tu erotismo y tu sensualidad. Presta especial atención a la respiración, a soltar la cadera, el cuello, los hombros y la mandíbula.
Una opción muy sugerente es observarte en un espejo mientras bailas (con ropa, sin ropa o desnudándote), incluso jugar a seducirte. Acaricia tu cuerpo mientras te mueves, sintiéndote y dándote placer por igual. También puedes cerrar los ojos y sentir el movimiento desde tu interior, descubriendo cada matiz y cada sensación.
La sensibilidad está determinada por la respiración y el movimiento. Un organismo siente solo lo que se mueve dentro de su cuerpo.
-Alexander Lowen-
Los movimientos corporales generan placer, lo amplifican, lo acompañan, nos cohesionan, nos ayudan a liberar tensiones.
Cuando estés dándote placer, date libertad para mover tu cuerpo, para ondularte, estirarte, contraerte, etc. Puedes probar diferentes posturas que te posibiliten e inviten a realizar movimientos diferentes, a movilizar zonas distintas de tu cuerpo. La zona de la cadera y pelvis tienen un papel especialmente importante aquí.
Puede serte útil acompañar tu respiración de movimientos ligeros de pelvis: al inhalar lleva la pelvis hacia atrás y al exhalar lleva la pelvis hacia delante. También es interesante experimentar con contraer el músculo pubocoxígeo ya que está ligado con la energía vital y sexual. No olvides acompañarlo de la respiración.
Mírate
Descubre tu sensualidad. Es muy integrador ser capaz de vernos como alguien sensual y sexual, tener una imagen sexual de nosotrxs mismxs.
En el punto anterior te he sugerido que dances frente a un espejo y puedas observar tu sensualidad y erotismo.
Otra propuesta muy enriquecedora es autoerotizarte frente a un espejo grande. A partir de ahí, puedes ponerte todo lo creativx que desees. Puedes observar cómo vas sintiéndote en los momentos en que puedes ver tu reflejo y en los que cierras los ojos, por ejemplo.
También puedes probar frente a un espejo de aumento para ver al detalle todo los cambios que se producen en tu zona genital.
Cultiva tu imaginario erótico
Esto es algo que podemos hacer en nuestro día a día. Liberar nuestra mente y llenarla de erotismo, coleccionar momentos, imágenes, fantasías.
Descubre tus fantasías y deja volar tu imaginación, tu creatividad y tus deseos. Si tienes dificultades con las fantasías eróticas, puedes valerte de recuerdos de alguna buena experiencia sexual y recrearlos e incluso ir modificándolos a tu gusto.
También puede resultarte excitante alguna imagen, literatura erótica o algún vídeo o película erótica o pornográfica. Voy a hacer un pequeño apunte al respecto ya que muchas personas únicamente se autoerotizan en presencia de pornografía. Mi sugerencia es que alternes y juegues con todas estas propuestas para tus sesiones de autoerotismo y todas las que se te puedan ocurrir a ti. Cuando únicamente tenemos un modo de hacer las cosas, se vuelve muy limitado y limitante.
Ámate
Ya he hablado anteriormente de cómo el autoerotismo puede ser una expresión directa de nuestro amor por nosotrxs.
En sintonía con este aspecto es interesante, en ocasiones, no centrarse tanto en la técnica de estimulación o de lo que sea que estemos haciendo, sino en llenar nuestras manos de amor, consciencia e intención cuando toquemos nuestros cuerpos.
Antes de empezar, a la vez que estás tomando consciencia de tu respiración, ampliándola, etc., puedes colocar tus manos en la zona de tu corazón y tratar de conectar con esa energía amorosa que quieres poner a disposición de este momento. Durante diferentes momentos de la sesión, cuando realices pausas de autoestimulación -por ejemplo- prueba a colocar una mano sobre tus genitales y otra sobre tu corazón y siente la conexión que hay entre esas zonas de tu cuerpo.
También, una vez llegues al orgasmo, si es que llegas o ese es el final de la sesión, prueba a colocar tus manos sobre el corazón. Reposar ahí, descansando en ti, sonriéndote y sintiendo el regalo que te acabas de entregar. Puedes acurrucarte, abrazarte y disfrutar de tu compañía, de tus sensaciones corporales y de tus endorfinas.
La masturbación es una opción, pero no te abraza cuando terminas hasta que te quedas dormido. Muchas mujeres tampoco.
-Santiago Pajares-
Estas son algunas ideas que pueden ayudarte a crear tus propios rituales de placer. No te propongo que hagas esto cada día, ni que hagas todas las propuestas a la vez, ni que abandones el autoerotismo tipo fast food. También es muy beneficioso y agradable. Sin embargo, regalarte de vez en cuando tiempo para experimentar y dedicártelo con esta actitud puede influir notablemente en tu bienestar, en tu autoestima y en tu sexualidad.
Y es que ¿quién dijo que para tener buen sexo haga falta hacerlo acompañadx?
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¡Un regalito inspirador!
Eso fue hermoso :’)
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