Terapia Sexual
Terapia Sexual
La sexualidad es una dimensión viva de nuestro Ser que habla de quiénes somos, cómo sentimos y cómo nos vinculamos. Puede abrirnos al gozo, al juego, a la ternura y a la intimidad… o bien convertirse en un espacio de duda, desconexión o sufrimiento.
Cuando algo en nuestra sexualidad se apaga, se bloquea o genera malestar, es importante detenernos y escuchar qué hay detrás.

Redescubre tu sexualidad
La terapia sexual está dirigida a personas —estén o no en una relación— que desean explorar, enriquecer o transformar su vivencia sexual. Puede centrarse en dificultades concretas o en el deseo de vivir la sexualidad de forma más plena y auténtica.
El proceso se adapta a tu historia, tus necesidades y tu ritmo. En las sesiones te acompaño a reconectar con tu cuerpo, identificar las emociones o creencias que te condicionan, explorar tus bloqueos con amabilidad y construir una manera más libre, consciente y placentera de vivir tu sexualidad.
Desde una mirada integradora que incluye enfoques como EMDR y Mindfulness, abordamos lo sexual desde lo corporal, lo emocional, lo relacional y lo cultural, como parte de una experiencia más amplia de conexión contigo misma/o y con los demás.
La terapia sexual puede realizarse de forma individual o en pareja, atendiendo la realidad particular de cada persona o vínculo.
La sexualidad como expresión de quiénes somos
La sexualidad es una dimensión profunda de nuestra existencia, un lenguaje a través del cual se expresan nuestra biografía, nuestros vínculos, nuestro cuerpo y nuestro momento vital. En ella se entrelazan experiencias pasadas y presentes, deseos y heridas, creencias y aprendizajes, necesidades de amor, conexión, reconocimiento y placer. Por eso, cualquier dificultad sexual merece ser comprendida como una manifestación coherente de lo que esa persona está viviendo o ha vivido, y no como una disfunción aislada.
Cada vivencia sexual es única. No existe una forma correcta, sino el reto de encontrar aquella que sea auténtica, placentera y respetuosa contigo y con quienes te relacionas. Las dificultades aparecen cuando la forma en que la experimentamos nos genera sufrimiento, desconexión o malestar.
Concibo la sexualidad como una experiencia compleja que va más allá del coito o la genitalidad. Es un territorio sensible donde se entrelazan deseo, identidad y vulnerabilidad. Puede abrirnos a una conexión íntima y gozosa, pero también activar miedos profundos: al juicio, al rechazo, al abandono o a no ser suficiente.
Por eso es clave un abordaje terapéutico que incluya el cuerpo, el apego, el trauma relacional y la perspectiva de género, entendiendo cómo las normas culturales, las desigualdades y los aprendizajes sobre lo que “deberíamos ser” atraviesan nuestra sexualidad y pueden limitar nuestra libertad y capacidad de disfrute.
Escuchar al cuerpo es empezar a volver a casa. Afinar la autoescucha, reconectar con el placer de habitarnos y vivir una vida más coherente con lo que realmente somos.
La terapia sexual es útil si…
- Notas que ha disminuido tu deseo sexual o incluso experimentas un desinterés total (falta de deseo sexual).
- Evitas o rechazas cualquier tipo de contacto sexual, pudiendo ir acompañado de ansiedad, repulsión… (aversión sexual).
- Tienes dificultades para conseguir o mantener la erección (disfunción eréctil).
- Estás preocupado porque eyaculas antes de lo que te gustaría (eyaculación precoz).
- Te cuesta alcanzar el orgasmo (anorgasmia).
- Sientes dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia, vaginismo).
- Experimentas una preocupación excesiva antes, durante o después de las relaciones sexuales. Te inquieta “estar a la altura”, funcionar “correctamente”, cumplir con lo que se espera de ti, etc.
- Tienes dudas, confusión o sientes malestar con respecto a tu orientación sexual.
- Sientes miedos, inseguridades, vergüenza o bloqueos que te dificultan disfrutar.
Vivimos desconectadas/os del cuerpo, atrapadas/os en ritmos exigentes y agendas imposibles que dificultan experimentar una sexualidad sana y placentera.
Qué te aporta la terapia sexual
La terapia sexual te ayuda a resolver tus dificultades y a hacerte cargo de tu placer, aumentando tu confianza y favoreciendo relaciones íntimas más satisfactorias.
Otros aspectos que te aporta son:
- Aceptarte tal y como eres y reconciliarte con tu sexualidad.
- Revisar creencias, emociones y aprendizajes tempranos vinculados a la sexualidad y al placer.
- Desmontar mitos, tabúes y estereotipos de género.
- Incrementar la conciencia y sensibilidad corporal, conociendo más en profundidad tu cuerpo.
- Favorecer el autocuidado físico y emocional.
- Explorar diferentes formas de relacionarte, aumentando la complicidad, la empatía y la capacidad de intimidad.
- Mejorar la comunicación sexual y afectiva.
- Incentivar el deseo, el erotismo y la capacidad de goce.
- Impulsar la curiosidad, la creatividad y una sexualidad lúdica.
Revisa tus expectativas, redefine tus límites y decide cómo deseas vivir tu sexualidad en coherencia con tus valores, necesidades y deseos.
«El sexo no empieza en los genitales, sino en el sistema nervioso. Todo lo que influye en cómo nos sentimos seguras, queridas y conectadas, influye en nuestra sexualidad.» Emily Nagoski
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