Terapia EMDR

Terapia Emdr

Hay experiencias que quizás no se recuerdan con claridad, pero se sienten en el cuerpo, en los vínculos, en las emociones que nos desbordan sin razón aparente. Ansiedades que no entendemos, síntomas que se repiten, dificultades relacionales, bloqueos persistentes o formas de reaccionar que no elegimos… pero que se activan, una y otra vez.

La terapia EMDR ofrece un camino para acompañar esas huellas que el tiempo no ha borrado. Un proceso que permite que el pasado deje de pesar y que el presente se vuelva más habitable.

¿Qué es la terapia Emdr?

La terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR) no es solo una técnica, sino un enfoque psicoterapéutico profundo, orientado a acompañar memorias emocionales que quedaron atrapadas en el sistema nervioso, y que siguen afectando la forma en que pensamos, sentimos y nos relacionamos.

El trabajo con EMDR permite acceder con cuidado a esas huellas, facilitar su procesamiento a través de estimulación bilateral (movimientos oculares o tapping) e integrar lo vivido de manera más coherente y compasiva.

Es un proceso que no solo busca calmar el malestar, sino que ofrece una vía de reajuste interno profundo, en la que el cuerpo ya no necesita sostener la alerta y la persona puede reconectar con su vitalidad, su confianza interna y su capacidad de elegir.

Está indicado tanto en situaciones de trauma complejo, síntomas persistentes o crisis vitales, como en procesos de autoconocimiento, crecimiento personal o revisión emocional de experiencias que, sin ser traumáticas en sentido estricto, continúan condicionando la vivencia del presente.

Si quieres ampliar información sobre este enfoque, puedes visitar la Asociación EMDR España, donde encontrarás una explicación detallada de su base científica y aplicaciones clínicas.

 

 

Un camino para integrar lo vivido

No todas las heridas son visibles. Algunas se alojan silenciosamente en el sistema nervioso, en el cuerpo que se tensa, en la emoción que se desborda, en la evitación que protege. Son fragmentos de historia que no pudieron integrarse y que siguen activándose, como si lo vivido aún estuviera ocurriendo.

Nuestro cerebro tiene un sistema natural para digerir lo que vivimos. En condiciones normales, las experiencias difíciles se procesan, se integran y se transforman en aprendizaje. Pero cuando algo nos supera, ya sea por intensidad, por acumulación, o por haber ocurrido en un momento de especial vulnerabilidad, ese proceso se bloquea.

 

 

El trauma no se define solo por la magnitud del evento, sino por cómo fue vivido y por las condiciones que lo rodearon: el desamparo, la soledad, la falta de comprensión, la imposibilidad de nombrar o de sentirnos seguras/os al hacerlo. Cuando estas vivencias tienen lugar en relaciones significativas durante la infancia o la adolescencia, dejan una huella relacional que influye profundamente en cómo nos vinculamos hoy.

El trabajo con EMDR no busca forzar ni revivir, sino ofrecer a cada parte de ti un espacio donde pueda ser escuchada, integrada y finalmente liberada de la carga que sostiene. Un proceso respetuoso, profundo y transformador, que permite que el cuerpo deje de defenderse de lo que ya no está, y que la vida pueda sentirse más disponible, más segura, más propia.

 

 

«El trauma no es lo que te pasó, sino lo que ocurre dentro de ti como resultado de ello.» Gabor Maté

La terapia Emdr es útil si…

  • Sientes ansiedad, hipervigilancia, o una tensión constante sin causa aparente.

  • Sufres síntomas físicos que no mejoran (dolor crónico, problemas digestivos…) con otros abordajes.

  • Te cuesta confiar, disfrutar, o vincularte desde la calma.

  • Repites patrones relacionales (en pareja, familiares o afectivos) que te generan malestar.

  • Has vivido experiencias difíciles como pérdidas, rupturas, intervenciones médicas, accidentes o abusos.

  • Evitas ciertas situaciones, lugares o personas sin entender del todo por qué.

  • Te sientes emocionalmente bloqueada/o o desconectada/o de ti.

  • Hay capítulos de tu historia que siguen doliendo mucho, aunque haya pasado el tiempo.
  • Intuyes que algo del pasado aún te condiciona, aunque no puedas nombrarlo con claridad.

Qué te aporta la terapia Emdr

La terapia EMDR te ayuda a poner en marcha un proceso de integración profunda. No borra lo que ocurrió, pero transforma su huella.
Lo que antes dolía o limitaba deja de ocupar el centro; lo que estaba fragmentado encuentra sentido.

Te permite:

  • Sentirte más segura/o, regulada/o y conectada/o contigo y con los demás.
  • Reparar heridas relacionales y de apego, mejorando así tus vínculos.

  • Recuperar tu capacidad de disfrutar, descansar y confiar.

  • Liberarte de patrones automáticos de evitación, culpa, miedo o autoexigencia.

  • Aumentar la presencia corporal y la sensibilidad hacia tus propias necesidades.

  • Procesar experiencias tempranas que aún condicionan tu vida adulta.
  • Comprender tu historia desde un lugar menos culpabilizador y más amoroso

«El camino hacia la recuperación pasa por la reconexión: con uno mismo, con el cuerpo, con la comunidad.»

Judith Herman

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